miércoles, 31 de agosto de 2011

Criminal de la irresponsabilidad

¡Este güevon hoy no se me escapa! ¡Hoy  si lo voy a encontrar!, pensaba Patricia mientras buscaba en la alacena que darle a sus hijos de comer porque ya no tenía ni una gota de leche, y no contaba ni con un cinco partido a la mitad para ir a comprar aunque sea un colado de frutas para los dos niños.
Patricia una joven de 25 años, nacida en Cartago, es una responsable madre y amorosa que lucha por sus dos hermosos bebés, ya que Rafael un padre, si es que se puede llamar así, poco responsable, de 28 años y nativo de Cartago, la dejo a la intemperie de lo que le pueda pasar a ella y a sus pequeños. 
Esta mujer tiene en su mente la idea de que va a encontrar a su ex marido a como sea lugar ya que hace más de un año no le da la pensión de sus hijos.
Ella toma el bus de Cartago a San José, de camino Patricia ve por la ventana como pasan los minutos, los carros, los árboles, mientras ora y le pide al Señor que le ayude a localizar  a Rafael, al llegar, ella camina hacia los alrededores del hospital Calderón Guardia, donde se encuentran unos departamentos esquineros en busca de su ex cuñada.
De camino hacia su destino recuerda que cuando se caso en ella no cabía la felicidad, ya que ese amor por Rafael era tan grande que esa ilusión de formar una familia se estaba consumando, no le importaba el criterio de sus padres, ya que sólo tenía de conocer a este muchacho hace ocho meses.
Tocando la puerta dos veces grita: ¡hupe, hupe, Cecilia!. Se escuchan los pasos aproximándose, y muy lentamente se abre la puerta, y Cecilia sorprendida al abrir dice: ¿Patricia que haces aquí?, ¡Que gusto de verte!, pasa adelante, ¿en qué te puedo servir?. Patricia suspira y le dice a Cecilia; yo se que Rafael es tu hermano, pero tú me tienes que ayudar a encontrarlo, porque  hace varios meses él no me ayuda, y mientras los niños a veces no tienen ni que comer, gracias a que mis padres reciben una pequeña pensión y no pueden trabajar más por su salud, ya que la presión arterial de los dos es alta, y yo recibo un salario realmente escaso por trabajar en una hortaliza, y la falta de estudios por apenas haber sacado el sexto grado de escuela me limitan en desempeñar funciones más altas y mejores salarios.
Mira Patricia yo se que Rafael es mi hermano, pero también sé que tengo dos sobrinos y esto me pone entre la espada y la pared; no es gusto lo que los bebes están pasando, así que yo te voy a ayudar a encontrar a ese irresponsable; la verdad en estos momentos no sé exactamente la dirección de la casa pero fijo todavía está viviendo cerca de donde mi tía María, y ella nos va a ayudar a poder encontrarlo, pero algo tienes que tener muy claro, Rafael sabe que le tienes la pensión. Vamos no perdamos, más tiempo.
De camino Patricia nuevamente ve en su mente los momentos felices. Las campanas de la iglesia de los ángeles en Cartago empezaron a sonar, la música de coro celestial con una hermosa voz de mujer, era el comienzo de un gran paso, entra aquella  joven con ese vestido de novia tallado en la cintura por los 4 meses de embarazo que la hacían lucir hermosa, ese vestido beige con esa cola de dos metros de largo era como estar en un cuento de princesas, donde su príncipe azul lucía un traje entero negro y la esperaba ansioso frente al altar.
Cinco meses después la felicidad era aun mayor ya que había nacido Steven su primer hijo, todo transcurría con normalidad, ya que dos meses después otra gran noticia llegó, Patricia y Rafael nuevamente iban a ser padres.
De pronto Cecilia le dice a Patricia: Que pasa por tu cabeza te veo como si nos estuvieras aquí, yo sé que esto no es fácil pero vas a ver que todo va a salir bien, ya que mi tía nos ayudara y lo vamos a encontrar.
Yo sé que si lo vamos a encontrar ya que ese desgraciado no tiene perdón de Dios por haber dejado sus dos hijos a la suerte del destino, pero yo como madre no dejare que les pase nada, relata Patricia.
Claro que sí Patricia esa es la actitud de cualquier madre, voy a llamar a mi tía para ver si esta por aquello, y no vallamos a ser hacer nada. Cecilia agarra su celular y busca el número, así que lo encuentra marca y espera a ver si contestan. ¿Hola, con María?, ¡si con ella habla!, hola tía, soy Cecilia, ¿cómo esta?, hola Ceci, hace días no te veo ni te oigo, ¿en qué puedo servirte?; ¡tía nada más llamaba para ver si estabas en la casa para ir a darte una visita rápida!, claro Ceci puedes venir yo estoy toda la tarde aquí.
Rafael se mudó a la provincia de Heredia, céntricamente, para que Patricia no pudiera encontrarlo, y cobrar la pensión de los dos niños. Pero ella descubrió donde estaba viviendo, y Patricia iba decidida a poner la orden de captura en su contra.
Cuando Michael nació ese amor de madre y orgullo por tener su segundo hijo la mantenían en aquel hogar que ya no era el mismo, ya que aquel hombre llegaba de trabajar con mal humor y cóleras, no dejaba que ni siquiera los niños lloraran, porque si no ella recibía el castigo por no cuidar bien a sus hijos y hacerlos llorar. 
Aquel príncipe fue cambiando su apariencia y se convirtió en un ogro, la maltrataba e insultaba diariamente, tal vez por cosas tan pequeñas que ella nunca se iba a imaginar que lo fueran a molestar. Ese hombre cartaginés cuyos meses atrás era un gran ser humano con cualidades morales intachables, se convirtió en una persona irresponsable, mal humorado, poco complaciente y del cual la policía lo está buscando por no pagar la pensión de sus dos hijos, pasa de ser un buen hombre a tal vez si se podría llamar un criminal de la irresponsabilidad. 
Llegamos, con el dedo Cecilia señala y dice: mi tía vive en aquella casa de dos plantas color blanco, vamos pero no le digamos de una sola lo que venimos a hacer, primero expliquémosle, ya que ella lo quiere mucho y no nos va a decir donde esta si le decimos  que venimos en busca de Rafa por la pensión y si no paga la cárcel lo espera. Tía María ya llegue soy Ceci, La puerta se abrió y María le dio un  gran abrazo a Cecilia, ¿cómo has estado mi corazón?, tengo tiempo de no verte, ¿cómo vas con tus estudios y tu familia?, muy bien gracias a Dios tía, pasa adelante, pero, ¿por qué vienes con esta mujer si ya no es nada tuyo?, pasemos y te explicamos tía, no te enojes.
Mira tía, Patricia me busco por que Rafael tiene más de un año de no darle nada para sus bebes, y la verdad andamos en busca de él para platicar con él, ya que ellos están pasando necesidades, yo acabo de darle leche y arroz a ella, pero eso no es la solución.
Yo no le voy a decir donde esta mi Rafaelito, ya que ella lo quiere meter a la cárcel, y no lo voy a defraudar.
Vea señora yo no quiero encarcelar a nadie, nada más compréndame, tengo dos criaturas que están pasando hambre, y nada más es por la irresponsabilidad de Rafael, lo que quiero es verlo y hablar con él para hacerle entender que tiene que ayudarme, y que aconseje a sus dos hijos, ya que no son sólo míos.
Bueno la verdad yo también soy madre ante todo, y puedo entender la desesperación que puedes estar pasando al verte que tus hijos no tienen que comer, así que  bueno las voy a ayudar.  Vamos y yo les diré donde está viviendo.
Sus ojos rojos con una lagrima en su mejilla que la acariciaba lentamente al caer,  recordaba con desesperación aquellos insultos, esas palizas que le dejaban moretes de dolor y desesperación, aquella impotencia por salir de esa terrible vida matrimonial que se había convertido mucho peor que estar encerrada en una cárcel.
Cinco años de soportar golpes, y mayor a eso los gritos y humillaciones que ella recibía la llevaron a tomar una gran decisión, el divorcio la iba a sacar de esa desesperada vida de sufrimiento y dolor.  
Los padres de Patricia, don Miguel y doña María de 69 años de edad la recibieron en su hogar ubicado en Lourdes de Cartago nuevamente con sus dos bebes, ella con sus cosas regreso a un ambiente de amor y paz que la llenaban de tranquilidad y alegría al saber que sus niños nunca más iban a ver el sufrimiento de vivir con un ser tan perverso que recurre a la violencia física y psicológica.
Aquí es donde él vive, exclamó doña María, me voy para que Rafaelito no piense que lo traicione, pero ojala puedan arreglar esto. Adiós y que les valla muy bien. Me cuentan como les fue.
Al alejarse María y desaparecer a la vuelta de la esquina Patricia dice: Vamos rápido a la delegación, pero Cecilia con vos temerosa le contesta: ¿cómo vamos a ir a la delegación sin papeles?; de pronto Patricia se vuelve con desesperación y animo de haber encontrado el lugar, aquí está la orden de captura nada más ocupamos de la policía.  
Ellas fueron con la fuerza pública, y presentaron todos los papeles, de inmediato les asignaron una patrulla para ir al lugar a ver si lo encontraban; el comandante ordeno a sus policías que custodiaran la casa para que no escapara, suena el timbre de la casa, el comandante grita don Rafael, pero nadie salió en aquella casa, nuevamente grita, don Rafael salga que es la policía, pero no se ven señales de vida dentro de la casa, este hombre mira hacia la patrulla y no pierde de vista a Patricia como diciendo aquí no hay nadie, en ese momento Patricia se siente tan decepcionada porque pensaba que hoy si lo iba a localizar,  y como no se contaba con una orden de allanamiento la fuerza pública no pudo hacer nada para ayudarla.
Él nuevamente logra escapar y mudarse a otra casa en el cual no se  tiene idea de donde se encuentra. Pero las ganas de que algún día la policía la llame dándole alguna información de donde podría estar aquel varón, que no tiene perdón de Dios, no sólo por el hecho de no darle el dinero a sus hijos, si no por la circunstancia de que los niños no tuvieran una figura paterna que les diera consejos, ya que las dos criaturas eran hombrecitos, es el anhelo de esta gran mujer.
Patricia con su cara de desesperación, piensa sólo en sus hijos y le duele ver la situación que está pasando, pero mientras ella pueda va a luchar por sacar adelante a esos dos pequeños, y algún día lograra saber donde esta ese hombre que la maltrato y le debe mucho de su vida, y a sus dos hijos un futuro mejor. 

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