miércoles, 31 de agosto de 2011

Caritas sucias.

En que le puedo servir papi, me quieres a mi o buscas fumar tus penas con buena marihuana, busco un poco de entretenimiento mi reina; cerca podemos encontrar un cuarto barato y bueno papacito, si pero antes puedes enseñarme un poco de mercancía a ver si vale la pena, como quiera mi amor. Así te bajas la blusa y le enseñas esos pequeños pechos que apenas están desarrollando, pero que tienes que dar por dinero con tal de comer y seguir alimentado tus vicios de adicta. Bueno tienes poco pero con eso me basta para saciar mi sed sexual, por lo menos tienes unos labios ricos y hermosos para que me puedas chupar todo el miembro hasta reventar; claro papi lo que usted quiera yo se lo concedo pero así cuesta el trabajito completo, no se preocupe mi reina que yo le pago lo que quiera con tal de que lo haga perfecto. 
Raquel a tus 8 años cambiaste tus juguetes y tu infancia solo por necesidad, tu hogar es una enorme capital, cómo te convertiste en una especialista de las ventas, de los robos y caíste en lo más bajo de este mundo que es la drogadicción y la prostitución, duermes en el rincón de una acera, y te tapas con tu cobija de cartón.
Comes si te dan algo los buenos samaritanos, y si no luchas por conseguir en el basurero un pedazo de pan; para quitarte la sed buscas botellas de licor, ahora no piensas en divertirte jugando escondido, a las muñecas en una casita, o no tomas el té con tu mami, pero tu triste “parranda” el consumo de piedra y quien sabe que otra droga ronda por tu cuerpo, esa es tu inspiración.
Tú empezaste a crecer en una humilde familia, en los barrios bajos de la Carpio, esa humilde casa, un tugurio de latas que te daban amparo, al lado de tu madre una mujer de tan solo 25 años y sin esperanzas de una visión hacia un mejor futuro, tus expectativas nunca iban a crecer; allí tu padre otro joven que con tan sólo 24 años un borracho por afición, y sin defensa de su familia, tienes un hermano mayor, pero tan pequeños son que no pueden darse resguardo uno al otro.     
Las cosas en tu familia no resultaron y a pesar de que en Costa Rica la educación es gratuita y el estado aporta un 8 por ciento para que tengamos el deber de estudiar, no sabes ni siquiera lo que es poner un pie en un aula, desde muy pequeña empezaste a salir y defenderte de los demás, sin que nadie te ayudara, esa pobreza extrema fue el impulso para conseguir tus moneditas para comprarte ese popí en la pulpería.
Los días, los meses y los años empezaron a transcurrir, ya tienes 8 años y tu inocencia empieza a desaparecer, tu familia cada segundo empeora y el maltrato aumenta, no tienes para donde correr, pues tus familiares ni siquiera conoces, ya es el momento de huir, y probar suerte en las calles que de ellas tanto sabes al dedillo.
Las limosnas no son tan mal, por lo menos puedes sobrevivir, y cuando no te dan el cuidar autos es tu salvación, empiezas a conocer amigos indigentes que son tu apoyo y consuelo, lastimosamente te consumen en un mundo de perdición y tu ingenuidad se desploma aún más de lo que ya está.
Te dan trabajo en una casa como empleada domestica para ayudarte, pero tus mañas todavía están allí y no te resistes a la tentación y robas para satisfacer esa necesidad de drogarte. Las calles te reciben nuevamente y no tienes otra solución, ya no cuentas con zapatos, el andar descalza te provoca infecciones y parásitos, de los cuales tienes que combatir con tu cuerpo sola, ya que no hay medico ni tratamiento por ser una niña de la calle. La desnutrición en tu caso es una realidad, pasas días sin comer y cuando logras ganarte un cinco lo gastas en alcohol y drogas.
Raquel hoy cumples 11 años y todavía tu vida callejera sigue en pie, ya que no sientas cabeza y pides ayuda, eres una más del 15 por ciento de jóvenes que viven en las calles con edades de entre los 8 y 17 años, tu corazón no se llena de alegría porque despertar con despertar los maltratos, las humillaciones y los gestos de repugnancia de la gente hacia tu persona son constantes, pero que para ti son tan comunes en tu diario existir.
Tu vida y tu cuerpo crecieron y te transformas en un objeto sexual para la sociedad inhumana, ahora consigues dinero en la prostitución, te bañas y quitas esa mugre de tu cuerpo, te pones una enagua colorida y lo más corta posible, esa blusa con ese escote pronunciado hacen que los hombres te miren y al verte tan joven no se resistan. Montas los carros sin saber cual será tu próximo destino nocturno, llegas con un desconocido a un cuarto de motel, desesperadamente él te quita tu vestuario y sin protección empieza la acción de la penetración, un hombre que sin escrúpulos solamente piensa en satisfacer su necesidad sexual se aprovecha de ti, solo por unos cuantos billetes, las horas pasan y tu regresas a las calles a ver si topas con la suerte de tener otro cliente.
Donde duermes un pequeño grupo de jóvenes de tu misma edad crean una banda y se protegen uno al otro, para mantener sus vicios y poder consumir algo de comer los robos son constantes y las relaciones sexuales sin protección están a la orden del día.
Cada momento pasa y tu vida Raquel se acaba pero los niños de la calle son tristemente eso, simplemente de la calle, ya que existen leyes a favor de la niñez, pero donde está el gobierno para ayudar a estas pequeñas caritas sucias.       

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