miércoles, 31 de agosto de 2011

Pequeños agresores

Yo tenía unos 10 años cuando sufrí el primer contacto con el bullying. Nos encontrábamos en el gimnasio de mi escuela Juan Vázquez de Coronado, todos mis amigos estábamos jugando una mejenga, mae, mae patee rápido que vienen de tras suyo, tire tire, playo rápido, goooooooool, eso Pedro así se hace vamos ganando; cuando de repente entraron otros niños un año mayor, pero mucho más grandes de estatura, se metieron con nosotros y empezaron a pegarnos. Basuras jalen de aquí que este espacio es nuestro, no queremos niñitas jugando en un campo de hombres, tienen dos segundos para que vallan a jugar muñequitas al otro patio, y si no sus narices lo pagaran a punta de patadas, eso hizo que mentalmente me provocara un pánico enorme por todo el cuerpo.
Nos amenazaron que si nos veían por la calle nos pegarían y más duro porque ya no estaríamos en la escuela, y todo esto sin ningún motivo, simplemente porque querían ir de macabrillas, era la chusma de la escuela y de mi barrio en Agua Caliente de Cartago. Atemorizado esquivé a esos niños y llegué a pasarme 1 mes encerrado en casa sin salir. Pedro baje a almorzar, me grito mi madre, sentado a la mesa con un plato de arroz, frijoles y un buen pedazo de pollo frito empecé a comer, tenemos que hablar, dijo Teresa mi madre, que paso ma, yo no he hecho nada malo le respondí, eso es lo que me preocupa Pedrito, tienes un mes entero encerrado aquí en la casa, ya no sales a jugar como antes, no mami es que ahora prefiero quedarme estudiando y viendo tele, ha!, y si juego con el play que me compraron, logre esquivar la pregunta de mi madre, no me parece muy bueno que estés todo el día aquí sólo en la casa, porque no mejor invita a sus amigos y así no estás sólo todo en santo día?, está bien ma, yo voy a invitar a mis compas de la escuela pero tranquis que no me pasa nada nada.      
Cuando me pasaban a buscar mis amigos les decía que tenía que estudiar, o que iba a salir a hacer mandados con mi mamá y que regresaba tarde. ¿Qué querían tus amigos amor?, pregunto mi mamá, nada ma, sólo querían saber si ya había hecho la tarea de mate y ciencias, pero les dije que la estaba haciendo y que no la había terminado. En ese mes me las ingenie de una forma muy ágil para poder mentirle a mis amigos y mi mamá.   
Al día siguiente me prepararon una trampa diciéndome qué solo querían enseñarme en un minuto un juego, ven Pedro no seas así vamos rápido y te enseñamos un nuevo juego que aprendimos, te prometemos que sólo vamos a durar un minuto o un poquito más, no seas rata vamos, yo salí y me llevaron a dar una vuelta, no salí más de 30 minutos alegando que tenía que estudiar, pero durante esa vuelta confieso que sentía un pánico enorme por si me volvía a encontrar con alguno de esos niños que hace 1 mes nos habían amenazado.
Recuerdo cómo se me contraía el estómago, las ganas de orinar y cagarme en los pantalones estaban a punto de suceder, y el miedo que sentía al andar por la calle, paso por paso el pánico de que me viera alguno de ellos y que me amenazara o me cogiera del cuello no se hacía esperar, ya mi mente estaba como mecanizada para salir corriendo en caso de una catástrofe.
No llegaron ninguna vez a pegarme en la escuela, ni siquiera me hicieron daño, pero cuando me los topaba corría o me escondía para que no pudieran hacerme daño nunca. Pero todo lo que hacían, por poco que fuese hacía que tuviera un terror psicológico que me hizo estar deprimido durante ese meses. Me sentía triste y abandonado, solo tenía ganas de llegar a casa y encerrarme en mi habitación. Muchas noches las lagrimas acariciaban mi mejilla, para luego empapar la almohada de gotitas saladas que brotaban desde lo más adentro de mi ser,  y si deseaba coger un libro para poder intentar fortalecer mi cultura y mis conocimientos era completamente incapaz, no podía.
Para mí las clases eran un infierno, los minutos se convertían en horas, y las doras en días, que tormento es estudiar era lo que pensaba. No me pegaban, pero solo hacía falta que me amenazaran sin ningún sentido para que empezara el terror psicológico, pedía permiso algunas veces, porque solo al entrar al aula veía el niño que estaba sentado en mi pupitre esperándome para darme una paliza, yo me iba al baño y lloraba hasta que se me pasaba y volvía a clases. Porque a mi si yo no he hecho nada para merecer esto, quien podrá ayudarme con estos matones, yo sólo no voy a poder quiero morirme y no regresar más a esta cochina escuela porque me van a pegar y me van a matar a golpes, eran mis pensamientos y mis sueños.  
Mis padres me veían sin sonrisa, ya que para mí la sonrisa era algo que no estaba en mi diccionario interno, y lo vieron muy claro cuando en una boda, estaba con mis primos por un momento, recordando que hacía dos meses atrás estaba contento y jugando con ellos, pero al poco tiempo me alejé, me senté en una sala dónde no había nadie, era la sala de un restaurante pero vacía con una decoración increíblemente bonita, con fuentes que lo hacían relajarse y unas luces con poca densidad que lo transportaban a uno a mundo de tranquilidad y confianza, que era lo que había perdido hace más de un mes.
Me quedé sentado en una silla comoda como el colchon de mi cama que conoce todos mis pesares y dificultades, pero como hace un mes triste, de vez en cuando desahogaba mis penas en un mar de lágrimas y así estuve algo más de 2 horas. Cuando mi madre me encontró se preocupo, que te está sucediendo Pedrito, ya esto no es normal, para mi tus comportamientos extraños provienen de la escuela, y como todo instinto maternal ella estaba en lo correcto, y fue a hablar con los profesores. Pese a que siguieron vigilándome recuerdo como alguno que otro profesor seguía tratándome mal o no le prestaban toda la atención que merecía ese caso.
Y así fue cómo aprobé cuarto de la escuela, a miles costos por los temores que padecí, pero mi director recomendó a mi madre que repitiera para ir mejor, pero que lo hiciera en otra escuela y más cercana a mi casa, lamento mucho lo sucedido doña Teresa, estamos en un proceso de capacitación para poder lidiar con este problema del bullying, pero lo mejor y lo más sano para Pedro será que lo cambie de escuela, a ver si así con otros niños pueda superar lo que sucedió, aunque por naturaleza los niños son a veces agresivos con sus compañeritos, fue lo que el director aconsejo a mi madre en ese momento. La decisión más absurda que había tomado alguien pero la acepté para ver si cambiando de compañeros dejaba de sufrir bullying.
Odiaba los lunes y lloraba por no ir a la escuela Mario Fernández Alfaro, la cual quedaba mucho más cerca de mi casa y era de más fácil acceso para viajar.
Cuando llegue a clases a la otra escuela en un pasillo a veces te tiraban en medio y todo el mundo empezaba a empujarte, darte patadas… Rezaba cada día para que no me tiraran a mí en medio. Empecé a desarrollar estrategias contra el bullying y pese a mi gran timidez fui consiguiéndolo. Imitaba a niños que cuando los molestaban reaccionaban de un modo que hacían que nadie más les molestara… Y después de una larga lucha de más de 1 año y medio conseguí que me dejaran en paz.
Cuando llegué a sexto grado de escuela era alguien muy respetado y con el que nadie se metía. Incluso uno de los niños que a veces me había pegado en  la escuela era mi mejor amigo en aquél entonces, y me respetaba cómo el que mandaba.
Será porque me hice respetar o porque los niños crecieron. La verdad es qué no lo sé, pero lo que si se es que literalmente del inglés, la palabra bully significa: matón o agresor, y no sé en estos momentos si de víctima, pase a ser torturador.

Caritas sucias.

En que le puedo servir papi, me quieres a mi o buscas fumar tus penas con buena marihuana, busco un poco de entretenimiento mi reina; cerca podemos encontrar un cuarto barato y bueno papacito, si pero antes puedes enseñarme un poco de mercancía a ver si vale la pena, como quiera mi amor. Así te bajas la blusa y le enseñas esos pequeños pechos que apenas están desarrollando, pero que tienes que dar por dinero con tal de comer y seguir alimentado tus vicios de adicta. Bueno tienes poco pero con eso me basta para saciar mi sed sexual, por lo menos tienes unos labios ricos y hermosos para que me puedas chupar todo el miembro hasta reventar; claro papi lo que usted quiera yo se lo concedo pero así cuesta el trabajito completo, no se preocupe mi reina que yo le pago lo que quiera con tal de que lo haga perfecto. 
Raquel a tus 8 años cambiaste tus juguetes y tu infancia solo por necesidad, tu hogar es una enorme capital, cómo te convertiste en una especialista de las ventas, de los robos y caíste en lo más bajo de este mundo que es la drogadicción y la prostitución, duermes en el rincón de una acera, y te tapas con tu cobija de cartón.
Comes si te dan algo los buenos samaritanos, y si no luchas por conseguir en el basurero un pedazo de pan; para quitarte la sed buscas botellas de licor, ahora no piensas en divertirte jugando escondido, a las muñecas en una casita, o no tomas el té con tu mami, pero tu triste “parranda” el consumo de piedra y quien sabe que otra droga ronda por tu cuerpo, esa es tu inspiración.
Tú empezaste a crecer en una humilde familia, en los barrios bajos de la Carpio, esa humilde casa, un tugurio de latas que te daban amparo, al lado de tu madre una mujer de tan solo 25 años y sin esperanzas de una visión hacia un mejor futuro, tus expectativas nunca iban a crecer; allí tu padre otro joven que con tan sólo 24 años un borracho por afición, y sin defensa de su familia, tienes un hermano mayor, pero tan pequeños son que no pueden darse resguardo uno al otro.     
Las cosas en tu familia no resultaron y a pesar de que en Costa Rica la educación es gratuita y el estado aporta un 8 por ciento para que tengamos el deber de estudiar, no sabes ni siquiera lo que es poner un pie en un aula, desde muy pequeña empezaste a salir y defenderte de los demás, sin que nadie te ayudara, esa pobreza extrema fue el impulso para conseguir tus moneditas para comprarte ese popí en la pulpería.
Los días, los meses y los años empezaron a transcurrir, ya tienes 8 años y tu inocencia empieza a desaparecer, tu familia cada segundo empeora y el maltrato aumenta, no tienes para donde correr, pues tus familiares ni siquiera conoces, ya es el momento de huir, y probar suerte en las calles que de ellas tanto sabes al dedillo.
Las limosnas no son tan mal, por lo menos puedes sobrevivir, y cuando no te dan el cuidar autos es tu salvación, empiezas a conocer amigos indigentes que son tu apoyo y consuelo, lastimosamente te consumen en un mundo de perdición y tu ingenuidad se desploma aún más de lo que ya está.
Te dan trabajo en una casa como empleada domestica para ayudarte, pero tus mañas todavía están allí y no te resistes a la tentación y robas para satisfacer esa necesidad de drogarte. Las calles te reciben nuevamente y no tienes otra solución, ya no cuentas con zapatos, el andar descalza te provoca infecciones y parásitos, de los cuales tienes que combatir con tu cuerpo sola, ya que no hay medico ni tratamiento por ser una niña de la calle. La desnutrición en tu caso es una realidad, pasas días sin comer y cuando logras ganarte un cinco lo gastas en alcohol y drogas.
Raquel hoy cumples 11 años y todavía tu vida callejera sigue en pie, ya que no sientas cabeza y pides ayuda, eres una más del 15 por ciento de jóvenes que viven en las calles con edades de entre los 8 y 17 años, tu corazón no se llena de alegría porque despertar con despertar los maltratos, las humillaciones y los gestos de repugnancia de la gente hacia tu persona son constantes, pero que para ti son tan comunes en tu diario existir.
Tu vida y tu cuerpo crecieron y te transformas en un objeto sexual para la sociedad inhumana, ahora consigues dinero en la prostitución, te bañas y quitas esa mugre de tu cuerpo, te pones una enagua colorida y lo más corta posible, esa blusa con ese escote pronunciado hacen que los hombres te miren y al verte tan joven no se resistan. Montas los carros sin saber cual será tu próximo destino nocturno, llegas con un desconocido a un cuarto de motel, desesperadamente él te quita tu vestuario y sin protección empieza la acción de la penetración, un hombre que sin escrúpulos solamente piensa en satisfacer su necesidad sexual se aprovecha de ti, solo por unos cuantos billetes, las horas pasan y tu regresas a las calles a ver si topas con la suerte de tener otro cliente.
Donde duermes un pequeño grupo de jóvenes de tu misma edad crean una banda y se protegen uno al otro, para mantener sus vicios y poder consumir algo de comer los robos son constantes y las relaciones sexuales sin protección están a la orden del día.
Cada momento pasa y tu vida Raquel se acaba pero los niños de la calle son tristemente eso, simplemente de la calle, ya que existen leyes a favor de la niñez, pero donde está el gobierno para ayudar a estas pequeñas caritas sucias.       

Criminal de la irresponsabilidad

¡Este güevon hoy no se me escapa! ¡Hoy  si lo voy a encontrar!, pensaba Patricia mientras buscaba en la alacena que darle a sus hijos de comer porque ya no tenía ni una gota de leche, y no contaba ni con un cinco partido a la mitad para ir a comprar aunque sea un colado de frutas para los dos niños.
Patricia una joven de 25 años, nacida en Cartago, es una responsable madre y amorosa que lucha por sus dos hermosos bebés, ya que Rafael un padre, si es que se puede llamar así, poco responsable, de 28 años y nativo de Cartago, la dejo a la intemperie de lo que le pueda pasar a ella y a sus pequeños. 
Esta mujer tiene en su mente la idea de que va a encontrar a su ex marido a como sea lugar ya que hace más de un año no le da la pensión de sus hijos.
Ella toma el bus de Cartago a San José, de camino Patricia ve por la ventana como pasan los minutos, los carros, los árboles, mientras ora y le pide al Señor que le ayude a localizar  a Rafael, al llegar, ella camina hacia los alrededores del hospital Calderón Guardia, donde se encuentran unos departamentos esquineros en busca de su ex cuñada.
De camino hacia su destino recuerda que cuando se caso en ella no cabía la felicidad, ya que ese amor por Rafael era tan grande que esa ilusión de formar una familia se estaba consumando, no le importaba el criterio de sus padres, ya que sólo tenía de conocer a este muchacho hace ocho meses.
Tocando la puerta dos veces grita: ¡hupe, hupe, Cecilia!. Se escuchan los pasos aproximándose, y muy lentamente se abre la puerta, y Cecilia sorprendida al abrir dice: ¿Patricia que haces aquí?, ¡Que gusto de verte!, pasa adelante, ¿en qué te puedo servir?. Patricia suspira y le dice a Cecilia; yo se que Rafael es tu hermano, pero tú me tienes que ayudar a encontrarlo, porque  hace varios meses él no me ayuda, y mientras los niños a veces no tienen ni que comer, gracias a que mis padres reciben una pequeña pensión y no pueden trabajar más por su salud, ya que la presión arterial de los dos es alta, y yo recibo un salario realmente escaso por trabajar en una hortaliza, y la falta de estudios por apenas haber sacado el sexto grado de escuela me limitan en desempeñar funciones más altas y mejores salarios.
Mira Patricia yo se que Rafael es mi hermano, pero también sé que tengo dos sobrinos y esto me pone entre la espada y la pared; no es gusto lo que los bebes están pasando, así que yo te voy a ayudar a encontrar a ese irresponsable; la verdad en estos momentos no sé exactamente la dirección de la casa pero fijo todavía está viviendo cerca de donde mi tía María, y ella nos va a ayudar a poder encontrarlo, pero algo tienes que tener muy claro, Rafael sabe que le tienes la pensión. Vamos no perdamos, más tiempo.
De camino Patricia nuevamente ve en su mente los momentos felices. Las campanas de la iglesia de los ángeles en Cartago empezaron a sonar, la música de coro celestial con una hermosa voz de mujer, era el comienzo de un gran paso, entra aquella  joven con ese vestido de novia tallado en la cintura por los 4 meses de embarazo que la hacían lucir hermosa, ese vestido beige con esa cola de dos metros de largo era como estar en un cuento de princesas, donde su príncipe azul lucía un traje entero negro y la esperaba ansioso frente al altar.
Cinco meses después la felicidad era aun mayor ya que había nacido Steven su primer hijo, todo transcurría con normalidad, ya que dos meses después otra gran noticia llegó, Patricia y Rafael nuevamente iban a ser padres.
De pronto Cecilia le dice a Patricia: Que pasa por tu cabeza te veo como si nos estuvieras aquí, yo sé que esto no es fácil pero vas a ver que todo va a salir bien, ya que mi tía nos ayudara y lo vamos a encontrar.
Yo sé que si lo vamos a encontrar ya que ese desgraciado no tiene perdón de Dios por haber dejado sus dos hijos a la suerte del destino, pero yo como madre no dejare que les pase nada, relata Patricia.
Claro que sí Patricia esa es la actitud de cualquier madre, voy a llamar a mi tía para ver si esta por aquello, y no vallamos a ser hacer nada. Cecilia agarra su celular y busca el número, así que lo encuentra marca y espera a ver si contestan. ¿Hola, con María?, ¡si con ella habla!, hola tía, soy Cecilia, ¿cómo esta?, hola Ceci, hace días no te veo ni te oigo, ¿en qué puedo servirte?; ¡tía nada más llamaba para ver si estabas en la casa para ir a darte una visita rápida!, claro Ceci puedes venir yo estoy toda la tarde aquí.
Rafael se mudó a la provincia de Heredia, céntricamente, para que Patricia no pudiera encontrarlo, y cobrar la pensión de los dos niños. Pero ella descubrió donde estaba viviendo, y Patricia iba decidida a poner la orden de captura en su contra.
Cuando Michael nació ese amor de madre y orgullo por tener su segundo hijo la mantenían en aquel hogar que ya no era el mismo, ya que aquel hombre llegaba de trabajar con mal humor y cóleras, no dejaba que ni siquiera los niños lloraran, porque si no ella recibía el castigo por no cuidar bien a sus hijos y hacerlos llorar. 
Aquel príncipe fue cambiando su apariencia y se convirtió en un ogro, la maltrataba e insultaba diariamente, tal vez por cosas tan pequeñas que ella nunca se iba a imaginar que lo fueran a molestar. Ese hombre cartaginés cuyos meses atrás era un gran ser humano con cualidades morales intachables, se convirtió en una persona irresponsable, mal humorado, poco complaciente y del cual la policía lo está buscando por no pagar la pensión de sus dos hijos, pasa de ser un buen hombre a tal vez si se podría llamar un criminal de la irresponsabilidad. 
Llegamos, con el dedo Cecilia señala y dice: mi tía vive en aquella casa de dos plantas color blanco, vamos pero no le digamos de una sola lo que venimos a hacer, primero expliquémosle, ya que ella lo quiere mucho y no nos va a decir donde esta si le decimos  que venimos en busca de Rafa por la pensión y si no paga la cárcel lo espera. Tía María ya llegue soy Ceci, La puerta se abrió y María le dio un  gran abrazo a Cecilia, ¿cómo has estado mi corazón?, tengo tiempo de no verte, ¿cómo vas con tus estudios y tu familia?, muy bien gracias a Dios tía, pasa adelante, pero, ¿por qué vienes con esta mujer si ya no es nada tuyo?, pasemos y te explicamos tía, no te enojes.
Mira tía, Patricia me busco por que Rafael tiene más de un año de no darle nada para sus bebes, y la verdad andamos en busca de él para platicar con él, ya que ellos están pasando necesidades, yo acabo de darle leche y arroz a ella, pero eso no es la solución.
Yo no le voy a decir donde esta mi Rafaelito, ya que ella lo quiere meter a la cárcel, y no lo voy a defraudar.
Vea señora yo no quiero encarcelar a nadie, nada más compréndame, tengo dos criaturas que están pasando hambre, y nada más es por la irresponsabilidad de Rafael, lo que quiero es verlo y hablar con él para hacerle entender que tiene que ayudarme, y que aconseje a sus dos hijos, ya que no son sólo míos.
Bueno la verdad yo también soy madre ante todo, y puedo entender la desesperación que puedes estar pasando al verte que tus hijos no tienen que comer, así que  bueno las voy a ayudar.  Vamos y yo les diré donde está viviendo.
Sus ojos rojos con una lagrima en su mejilla que la acariciaba lentamente al caer,  recordaba con desesperación aquellos insultos, esas palizas que le dejaban moretes de dolor y desesperación, aquella impotencia por salir de esa terrible vida matrimonial que se había convertido mucho peor que estar encerrada en una cárcel.
Cinco años de soportar golpes, y mayor a eso los gritos y humillaciones que ella recibía la llevaron a tomar una gran decisión, el divorcio la iba a sacar de esa desesperada vida de sufrimiento y dolor.  
Los padres de Patricia, don Miguel y doña María de 69 años de edad la recibieron en su hogar ubicado en Lourdes de Cartago nuevamente con sus dos bebes, ella con sus cosas regreso a un ambiente de amor y paz que la llenaban de tranquilidad y alegría al saber que sus niños nunca más iban a ver el sufrimiento de vivir con un ser tan perverso que recurre a la violencia física y psicológica.
Aquí es donde él vive, exclamó doña María, me voy para que Rafaelito no piense que lo traicione, pero ojala puedan arreglar esto. Adiós y que les valla muy bien. Me cuentan como les fue.
Al alejarse María y desaparecer a la vuelta de la esquina Patricia dice: Vamos rápido a la delegación, pero Cecilia con vos temerosa le contesta: ¿cómo vamos a ir a la delegación sin papeles?; de pronto Patricia se vuelve con desesperación y animo de haber encontrado el lugar, aquí está la orden de captura nada más ocupamos de la policía.  
Ellas fueron con la fuerza pública, y presentaron todos los papeles, de inmediato les asignaron una patrulla para ir al lugar a ver si lo encontraban; el comandante ordeno a sus policías que custodiaran la casa para que no escapara, suena el timbre de la casa, el comandante grita don Rafael, pero nadie salió en aquella casa, nuevamente grita, don Rafael salga que es la policía, pero no se ven señales de vida dentro de la casa, este hombre mira hacia la patrulla y no pierde de vista a Patricia como diciendo aquí no hay nadie, en ese momento Patricia se siente tan decepcionada porque pensaba que hoy si lo iba a localizar,  y como no se contaba con una orden de allanamiento la fuerza pública no pudo hacer nada para ayudarla.
Él nuevamente logra escapar y mudarse a otra casa en el cual no se  tiene idea de donde se encuentra. Pero las ganas de que algún día la policía la llame dándole alguna información de donde podría estar aquel varón, que no tiene perdón de Dios, no sólo por el hecho de no darle el dinero a sus hijos, si no por la circunstancia de que los niños no tuvieran una figura paterna que les diera consejos, ya que las dos criaturas eran hombrecitos, es el anhelo de esta gran mujer.
Patricia con su cara de desesperación, piensa sólo en sus hijos y le duele ver la situación que está pasando, pero mientras ella pueda va a luchar por sacar adelante a esos dos pequeños, y algún día lograra saber donde esta ese hombre que la maltrato y le debe mucho de su vida, y a sus dos hijos un futuro mejor. 

La “ebriorexia” o “drunkorexia”

No como para poder beber
Es una enfermedad nueva, aunque el
término ebriorexia no es aún oficial.

Alejandro Sánchez Ramírez
        chispa240586@gmail.com
        Cartago Al Día

Este término “ebriorexia”, es utilizado actualmente por los especialistas para referirse a un desorden alimenticio, consiste en dejar de comer durante horas, esto con el propósito de compensar calorías que el alcohol les provee. 
   Las calorías consumidas por este grupo son básicamente las que les proporciona el alcohol, de forma tal que se convierte en adicción, por otro lado también llegan al extremo de sentir las ganas de vomitar sin provocárselo, y hasta hacerlo sin poder controlarse.
   La combinación de la anorexia, bulimia y el alcohol, son el complemento perfecto para el adelgazamiento extremo.
   Esta enfermedad puede ser muy usual entre mujeres que cumplen los 18 y 30 años de edad, y su mayor ilusión es verse delgadas.
   Se podría decir que este término fue puesto de moda gracias a un pequeño grupo de artistas de Hollywood, quienes se presentaban ebrias en público y todo el tiempo sus cuerpos lucían de una forma muy delgada.
   La aceptación en la sociedad es un sinónimo de delgadez, y se ve como una cultura, por lo que se ha convertido en una exigencia para muchos, mientras el exceso de licor es algo no mal visto, ya que se puede traducir en un bebedor social.
   Hay casos en los cuales el alcohol es remplazado por drogas como las metanfetaminas, esto con el propósito de impedir las ganas de abrir el apetito.    
   La psicóloga Diana Fernández Chacón cementó que, “estas personas sufren un trastorno tan excesivo que aun viéndose en un espejo en los huesos súper flacas, la mente las traiciona y se ven gordas y feas, por lo que el control de peso llega a ser diario”.  
   Según los especialistas, entre las causas más drásticas de esta enfermedad se podrían mencionar una intoxicación por el consumo de etanol, desnutrición, caer en coma etílico y en varios casos producir hasta la muerte.
   Silvia de 20 años de edad fue una de las víctimas de esta enfermedad, ella comento, “mi rostro cuando volví a la realidad no era el mismo, estaba completamente deteriorada e  hinchada, debido a tanto vómito, y una debilidad de cuerpo por falta de nutrientes naturales que aporta la comida”.
 Para poder combatir este padecimiento primero tienen que aceptar que están enfermas, segundo deben de acudir a su médico que los ha visto desde la infancia y que ya conoce su historial médico.
   Para que el tratamiento funcione se deberá contar con tres especialistas como mínimo, los cuales serán el doctor de confianza, una nutricionista que los ayude a volver a su estado normal de alimentación y la ayuda de un psicólogo que los haga ver la realidad que están viviendo y no volver a recaer más.
   Las personas que padecen de trastornos aprender a medir los tipos de calorías que tiene cada alimento, por lo que no es muy difícil saber que el alcohol aporta al cuerpo 7 kilo calorías por cada gramo, y calculan cuanto han consumido con alguna bebida.
   Gorditos o delgados debemos aceptarnos como somos, y mostrarle a la sociedad la clase de persona que llevamos adentro, no debemos siempre pensar en la aceptación social, ya que nunca se le va a quedar bien a toda una sociedad. 

miércoles, 17 de agosto de 2011

Madre adolescente

Un bebé es una bendición siempre
Alejandro Sánchez Ramírez
Cartago Al Día  


   El embarazo en adolescentes menores de edad en nuestro país es de un 65% de la población atendida, este es el caso de Elena Jiménez Coto, una joven de tan sólo 17 años, y ya es madre de una hermosa bebé.
   Meredith Torres Jiménez es la nueva miembro, y ha llegado a esta familia con los brazos abiertos; la ilusión y la felicidad de compartir con ella es lo que se respira en este hogar.
    De las 14mil adolescentes embarazadas, 2mil padres no se hacen responsables, pero José Torres Leandro padre de Meredith está muy orgulloso y no piensa dejar desamparada a su bebé y a su madre.
    Jiménez estudiaba en el colegio nocturno de Tejar, pero ahora después del nacimiento estudia en un instituto, a pesar de todo no piensa dejar de prepararse para darle un futuro estable a su retoño.
   “A sido una experiencia totalmente diferente, pero hay que saberla sobre llevar cuando uno ama a la persona”, afirmo Elena.
   Nunca se imagino quedar embarazada tan joven, y tampoco sabía cómo decirle a sus padres.
   Maritza Coto Coto, madre de Elena comentó, “uno se entristece y desearía que sólo estudiaran, y más que es una gran responsabilidad, pero ya después se asimila y se ve como una gran bendición en la casa”.
   Todo llega a su tiempo, pero hay que aprender primero a vivir la vida, y aprender a madurar, sin necesidad de hacerlo de una forma tan rápida.