miércoles, 7 de diciembre de 2011

Columna

Aprendiendo a golpes
Alejandro Sánchez Ramírez
Costa Rica desde hace muchos años viene promoviendo leyes para proteger los derechos de nuestras niñas, niños y adolescentes contra el maltrato físico, abuso sexual y trabajo de menores de edad, que como el conjunto de todas las leyes en nuestro país no son bien ejecutadas. Esta intranquilidad me viene dando vueltas en mi cabeza desde hace varios días cuando iba caminando por la calle y, vi a un pequeño ser ofendido de palabras por su madre en plena vía pública. ¿Quién defiende a este niño?, ¿No Habrá alguien que se atreva a denunciar a esta señora?, me pregunte en aquel momento. Porque ya me puedo suponer lo que esta madre hace con su hijo en el hogar.
   Como todos podemos estar al tanto, este tema no es nuevo quizás, conocemos muy bien la molestia que enfrentamos con las denuncias ante el PANI por ultraje físico y abuso contra pequeños silenciosos. Sí, pequeños silenciosos indefensos ante los abusos de este tipo de personas inescrupulosas, que lo único que quieren es favorecerse muchas veces económicamente a costillas de estos. La falta de valores en nuestra sociedad hace que las familias se aparten cada vez más, también el fracasó en la atención de los padres hacia los hijos y la violencia domestica, llevan a muchos niños a salirse de sus casas para caer en drogas y delincuencia en las calles.
   ¿En dónde están las leyes que se suponen protegen a nuestras descendencias?, víctimas de los riesgos que pueden enfrentar en las calles si no están en las aulas y en sus casas. Sabemos que existen leyes pero estas no son realmente efectivas y que a pesar de los esfuerzos nos quedamos cortos en el tema. Siempre tenemos niños laborando en zonas rurales por las condiciones de pobreza que viven en estas zonas, donde muchos no cuentan ni siquiera con un seguro social y se exponen a grandes riesgos trabajando en el campo, sin acceso a la educación, ya que muchos desertan de las aulas por ir a trabajar con sus padres.
Y que no solo la falta de protección hacia los menores me inquieta, sino lo que más me preocupa es que muchas veces nosotros mismos y me incluyo, nos hacemos de la vista gorda cuando conocemos de algún caso de violencia contra menores, muchos no se atreven a denunciar por miedo o por no buscar problemas con los familiares de las víctimas, pero lo peor es que no pensamos en lo que pueden estar sufriendo injustamente estos niños, y lo mejor de todo es que no hacemos nada por ayudar, somos nosotros quienes podemos marcar una diferencia en la vida de alguno de estos infantes.
Es muy lamentable esta situación, la familia es el centro de desarrollo de nuestros niños y, si estos están siendo agredidos en el ceno del hogar que podemos esperar para el futuro de la sociedad, los padres son quienes ejercen la crianza y son el modelo a seguir de los más pequeños, la educación en el hogar es primordial para tener mejores personas y por ende una mejor sociedad. No se puede seguir criando a los hijos con maltratos físicos y verbales, que lejos de educar lo único que hace es perjudicar y violar la integridad de estos infantes.   

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